domingo, 6 de marzo de 2011

El amor eterno.


Cuánto vacío había en esta habitación;
Tanta pasión ahora colgada en la pared;
Cuánta dulzura diluyéndose en el aire;
Tantas horas contigo, y sin ti, solo.

Te he dedicado mi vida,
Adiós soledad;
Ahora compongo canciones de amor, que nunca olvido,
Pues sobre nubes de tiempo las escribo.

Nubes de este mi cielo id presurosas,
Llamadla, llamad a la Luna y las Estrellas,
Cortad la rosa, invocad la noche,
Fuego frío con el que el Sol se esconde.

Fugaz Estrella mía,
Tres deseos que pedirte tengo:
El primero: el mundo entero.
El segundo: el futuro abierto e incierto.
Y el tercero: amor eterno.

jueves, 3 de febrero de 2011

Un poco de historia: Hiroshima.

Hiroshima (広島市) es la capital de la prefectura de Hiroshima, en Chugoku, al oeste de Japón.


Mori Terumoto fundó Hiroshima en 1589,convirtiéndola en capital rápidamente tras partir del Castillo de Koriyama, en Aki. Así pues, edificó el Castillo de Hiroshima en 1593. Terumoto se encontraba en el bando de los perdedores en la batalla de Sekigahara (関ヶ原の戦い Sekigahara no tatakai), en la cual se enfrentaban las dos facciones principales del país: quienes apoyaban a Hideyori (hijo de uno de los unificadores del país. Sus "seguidores" eran los susodichos "perdedores") para que se convirtiera en dirigente de Japón, y los que apoyaban a Ieyasu, uno de los damyou (señor feudal) más poderosos para que fuera dirigente. 
El ganador, Ieyasu, privó de la mayoría de sus feudos, incluido Hiroshima, a Mori Terumoto, cediendo la provincia de Aki a Fukushima Masanori, un daimyo que había apoyado a Tokugawa. El castillo pasó a Nagaakira en 1619 siendo nombrado daimyo de esta zona. Bajo su administración la ciudad prosperó, se desarrolló y amplió con pocos conflictos y disturbios. Sus descendientes continuaron gobernando la ciudad hasta la restauración Meiji en el siglo XIX.
 La ciudad fue escenario del primer bombardeo atómico de la historia, el 5-6 de Agosto de 1945, en la etapa final de la Segunda Guerra Mundial, por Enola Gay (bombardero estadounidense), ordenado por el presidente Truman. Este acto bélico, cuyo objetivo fue la rendición rápida e incondicional de Japón a los Estados Unidos, produjo la muerte de alrededor de 120.000 japoneses, civiles mayoritariamente, dejando casi 300.000 heridos, entre los cuales gran cantidad presenta variaciones y mutaciones genéticas debido a la radiación a la cual estuvieron expuestos. Los percances biológicos y anatómicos, por tanto, persisten hasta nuestros días dentro de la población japonesa.
Y aquí os dejo con uno de mis textos inspirados en Hiroshima de una chica vampiresa de origen japonés.







Hace cincuenta y seis años que soy un vampiro. Papá y mamá no lo saben. Poco a poco siento como si me olvidara de quién soy, de dónde estoy y de cuál era el sentido de mi vida, cuando la tenía, claro. Ahora no soy más que un ser que se lamenta de su existencia y de sus cualidades, a pesar de que algunas parezcan virtud a ojos de los demás. La triste historia de mi corta vida comienza en el año 1940, donde tuvo lugar mi nacimiento, en un pequeño pueblo de Hiroshima. Viví en la más extrema pobreza. Recuerdo levantarme del futón con mi kimono color caqui y salir a las cinco de la madrugada a recoger el arroz de los campos de agua. El 5 de Agosto de 1945 escuché el sonido extraño de un motor. Pensé que sería algún rico con uno de esos coches occidentales. Pero, de repente, vi a mi madre salir de la casa y cogerme rápidamente mientras empapaba la tela de mi kimono con sus lágrimas amargas. Le pregunté qué pasaba, pero no me respondió y me ordenó que me quedase en casa. Mis hermanas mayores no podían dejar de repetir la palabra “bomba”, o derivados de esta. Y entonces sucedió: una bomba cayó sobre nuestra ciudad. Al principio un gran estruendo, y luego se produjo el silencio que siempre precede a la muerte. Y en este caso, la muerte estaba cosificada en una enorme onda explosiva que amenazaba por destruir nuestro hogar. Y así fue. Pero no sólo acabó con nuestra casa, sino con las de muchos otros. Pude ver con mis propios ojitos inocentes cómo los miembros esparcidos por el suelo que antes habían sido mis amigos se carbonizaban en el ambiente. Pronto llegaron los médicos, y creo que me desmayé, porque no recuerdo nada más. Poco tiempo después de sacarme de un centro de habilitación para niños con discapacidades psíquicas( los médicos, al no escucharme hablar habían diagnosticado que padecía del cerebro), me dejaron sola en el campo. Yo tenía creo que diez años. Me crié durante seis años en las calles. Hiroshima era mía, durante esos seis años lo había sido. Los demás niños me tenían como su jefa, y juntos robábamos pan y carne para poder comer, así como ropa para vestirnos mientras el más pequeño de nosotros llamaba la atención de los extranjeros o de los transeúntes descuidados. Tenía dieciséis y cumpliría pronto diecisiete. Me acuerdo demasiado bien de aquel día. Andaba cerca de un templo, entre las hojas, vigilando la noche, tachonada de estrellas y simiente del nuevo día, cuando escuché un crujido de hojas proveniente del bosque. Inmediatamente, abandoné el grupo y fui a averiguar de qué se trataba. Cuando llegué a un claro, sostuve fuertemente entre mis manos un cuchillo que había conseguido robarle a un carnicero de la zona y me preparé para atacar. Si era un animal, al menos tendríamos para comer. Se escuchaba una especie de sonido ronco y gutural. Era aterrador. Se me erizó el vello de los brazos. Me dije a mí misma que fuera valiente y avancé hacia un arbusto. Pero no llegué muy lejos, pues alguien se me echó encima. Empecé a forcejear, intentando soltarme, pero fui inútil, pues mi agresor disponía de una gran fuerza. Descubrí entonces que tenía las uñas muy largas, y se me clavaban en la piel, ahora visible entre mi ropa desgastada y rota. Entonces lo vi, un fulgor rojo en sus ojos, la mirada de la locura, la personificación del terror. Y después me mordió en el cuello. Fue tan fuerte que gemí, intentando soltarme. Pero él me tenía bien sujeta, y a mí me iban abandonando las fuerzas. Y morí. Después de aquello, resucité. Al abrir los ojos…vi que me había convertido en lo que soy ahora. No quería que mis amigos me vieran y me marché. Me oculté en el cobertizo del templo durante mucho tiempo, hasta que descubrí que una fuerza interna me invitaba a salir. Fue entonces cuando regresé a la realidad. Vi la luz del sol y, molesta por su presencia, me oculté en el templo, donde pasó algo terrible. Algo que nunca pensé que haría: mordí a uno de los monjes, pues el hambre me acuciaba demasiado. Entonces, descubrí que me estaba convirtiendo en un monstruo y, a raíz de ese suceso, decidí venir a la Academia Cross. Fui anotando mis memorias en un cuaderno, que siempre llevo conmigo. Por suerte, al menos, sé escribir. 

miércoles, 26 de enero de 2011

Soneto I: Amor al desnudo.


Pasión, motor del amor, dice;

Lujuria, elemento del amor, dice;
Odio, cerilla del amor, dice;
Amistad, huevo del amor, dice.

Cariño, articulación del amor, dice;

Sexo, representación del amor, dice;
Tensión, neurona del amor, dice;
Lágrimas, objetivo del amor, dice.

Labios lastimeros, parcos en amores,

trágicos, bélicos, vírgenes, tristes,
abandonados, descorazonados, valientes, cobardes.

Sangre, nerviosa te remueves,

al amor,roja, así debes,
ese tu sufrimiento en creces.

martes, 25 de enero de 2011

Huele a ti.



Pechos de lino,
caderas de esparto,
dedos de lirio,
y alas de mirto.

Manos de muérdago,
labios de membrillo,
cabellos de trébol,
y ojos de tejo.

Expresión de crisantemo,
movimientos de espliego,
esencia de hinojo,
y fragancia de heliotropo.

Lágrimas de helenio,
olvido de tamarisco,
sonrisas de narciso,
y caricias de saúco.

martes, 4 de enero de 2011

El mito de Orfeo y Eurídice.




Cuentan que ,en el tiempo en el que los griegos aún existían, cuando Orfeo, hijo de una de las musas, precisamente la musa Calíope "la de la bella voz", osaba su lira tocar y su dulce voz recitaba ciertos poemas, amansaba a criaturas cualesquiera e, incluso alegraba el corazón de los hombres, de los animales, la tierra y hasta de los mismísimos dioses. Muchas eran las pretendientes que deseaban con Orfeo yacer entre las sábanas, pero pocas eran las que conseguían su interés. Sin embargo, un día, cuando él tocaba su lira en los valles de Tracia, se encontró con la bella ninfa Eurídice, y cuán era tan grande su amor entre ambos, que pasado poco tiempo, decidieron así contraer matrimonio. Vivieron felices durante algunos años. Pero no toda la felicidad dura para siempre.

("Orfeo y Eurídice" de Frederic Leighton)

Quiso el cruel y desventurado destino que el pastor Aristeo quedara totalmente prendido de la hermosa Eurídice, y así, uno de los días en que él se encontraba en el campo, la intentó atacar para violarla. No obstante, en su huida, Eurídice fue mordida en el pie por una serpiente, y falleció, envenenada.
Orfeo quería morir, pues sin su amor, él se había reducido a nada, el mundo no tenía sentido, y la música tampoco. Sólo conseguía arrancarle a la lira notas de lamento, y a sus labios poemas de frustrado tedio. 
Así pues, movido por la fuerza del amor, Orfeo alcanzó los mismos Infiernos, sí, bajó hasta el Inframundo, donde tuvo que enfrentarse contra Caronte, el barquero de los muertos, y el Can Cerbero, a los cuales venció gracias a su música melodiosa. Una vez llegó frente a Hades y su mujer, Perséfone, volvió a hacer uso de su lira y así conmovió sus corazones.  Benévolo, el dios del Inframundo y de los muertos permitió devolver a Eurídice a la vida si Orfeo no la miraba hasta que no salieran de allí. Así fue durante casi todo el camino, así fue cómo la ninfa siguió el cuerpo fornido de su amado hasta llegar frente a la salida. Al ver los rayos del sol no pudo contener un suspiro, y así fue como, cayendo en el olvido, Orfeo volteó la vista y la fijó en su amada Eurídice, por lo que está se desvaneció por completo.
Después de esto, el dios intentó bajar de nuevo al Inframundo, pero Caronte no le permitió la entrada, y él esperó siete días y siete noches, pero, al ver que no podía enmendar el error que había cometido, decidió marcharse al desierto. Y así vagó durante años, sin comer ni beber, sólo acompañado de su música y su poesía.
Finalmente, Orfeo murió descuartizado,  siendo las partes de su cuerpo esparcidas por el mundo. Su cabeza alcanzó la costa de Lesbos, donde se encontraban las musas y, entre ellas, su madre. Se dice que cuando ellas la encontraron, sus labios aún se movían pronunciando un nombre: "Eurídice, Eurídice, Eurídice..."

sábado, 20 de noviembre de 2010

花見 (Hanami)


El significado literal de 花見 (/hanami/) es "ver las flores". La tradición consiste en admirar la belleza de las flores, y se la asocia con el florecer de las flores de cerezo en concreto. En el transcurso de las festividad, los japoneses acuden a parques y jardines a contemplar los cerezos en flor mientras comen bajo una lluvia de pétalos rosados hasta que se hace la noche, cuando la festividad pasa a llamarse 夜桜 (/yokazura/) o "cerezos de la noche". 


El cerezo japonés es también llamado (/sakura/), como las flores que descansan en sus ramas. Pertenece al género Prunus ( "ciruelo" en latín). 
El gran número de especies de Prunus existentes aumenta significativamente las posibilidades de hibridación entre ellas, por lo que se dificulta una correcta clasificación botánica, a esto hay que sumar la importancia econónica y alimenticia que tiene el género, por lo que la industria experimenta constantemente con hibridaciones y cruces nuevos
Existen seis clases de Prunus, entre las cuales se encuentran:
- Prunus Amygdalus: están formados por los almendros, cuya floración se produce en primavera y cuyo fruto se encuentra envainado.
-Prunus: comprende el ciruelo, su floración es en primavera y sus semillas son rugosas.
-Prunus Cerasus: son los cerezos, cuya floración es en primavera y sus semillas son lisas.
-Prunus Lithocerasus: son los cerezos enanos, con características similares a los Prunus Cerasus.
-Prunus Padus: con floración en racimos a finales de primavera y semillas lisas.
-Prunus Laurocerasus: es un árbol de hoja perenne, con floración en racimos en primavera, y cuyas semillas son lisas.






桜 , 桜 (Sakura, sakura)


Satsu dormía plácidamente en el futón de al lado, mientras yo me mantenía despierta, sin apenas haber podido pegar ojo en toda la noche, nerviosa por los acontecimientos del día anterior y los que hoy me esperaban. Desesperada por la acumulación de pensamientos en mi mente me levanté y asomé mi cabeza a través del hueco cubierto con sábanas en la pared, que actuaba como ventanuco. Aspiré el aire frío de la mañana del dos de mayo y cerré los ojos dejando que la brisa suave y fresca revolviera los mechones de mi cabello que caían a ambos lados de mi rostro, después de la atareada noche anterior en el café Setsumono. Sin importarme el tiempo que tardaría después en volver a peinarme suntuosa y bellamente(que serían unas cuantas horas), me deshice de la cinta que sujetaba mi moño típico japonés, dejando que mi melena negra oscura se derramara como pequeñas cascadas sobre mis hombros. Observé el patio desde allí. Estaba cubierto de pequeñas florecillas rosadas. Ya había llegado la primavera, y algunas de las hojas que entorpecían el nacimiento de otras nuevas caían al suelo, rechazadas, mientras que las otras, tan rosadas que hacían daño a la vista, brillaban y se mostraban en todo su esplendor. Mi pensamiento se desvió un instante de la flor del suelo para fijarse en las del cerezo de donde se había desprendido la primera. Me llevé instintivamente la mano al obi de mi kimono, las geishas no nos lo quitábamos para dormir pues costaba mucho trabajo ponerlo, al igual que peinarse, por eso también dormíamos con una especie de almohada henchida y alta, lo que permitía mantener nuestro cabello intacto. Rebusqué en el obi y la encontré. Observé sus pétalos y la apreté contra mi pecho fuertemente. Me sentí aliviada un instante y en mi mente visualicé la imagen de Haru, que me la había regalado ayer mientras caminábamos juntos de regreso a casa. Él era mi vecino. Había visto una flor en el suelo, la había recogido y entre sus manos pareció como si volviese a florecer y, después, la colocó sobre mi oreja.
-Mi pequeña Sakura.
Murmuró mirándome y yo sonreí como respuesta.

Mito del nacimiento de Apolo.


Apolo había sido traído al mundo en una isla llamada Delos (brillante). Después de recorres varios lugares buscando uno dónde sus gentes la acogieran para dar a luz, Leto, perseguida por la celosa Hera por haber accedido ante las pretensiones afectivas de Zeus, llegó a una isla alejada, móvil y errática. Así pues, en el último árbol de ese árido terreno, Leto se agarró al tronco para soportar los dolores del parto durante nueve días. De este modo, nacieron Apolo y su hermana Artemisa. Desde entonces, la isla permaneció en el lugar exacto en el que acogió a la desesperada Leto, ya que el poderoso Zeus edificó unas columnas mediante las cuales el terreno quedó unido al fondo del oceáno.Y convertido, además, en uno de los más idílicos lugares que imaginarse pueda la mente humana, ya que su arquitecto fue el gran Zeus, rey del Olimpo y de cuantos en él habitan. Nunca más la oscuridad cubriría el cielo que limitaba la isla de Delos, denominada, a partir de entonces, la "brillante". Y es que en ella no sólo habían estado todas las deidades del Olimpo para ser testigos del nacimiento de Apolo, sino que, además, éste, considerado como la verdadera luz y el mismo Sol, vino al mundo en tal recóndito y, hasta entonces, desconocido lugar.

Satisfecho con sus nuevos hijos, Zeus regaló a Apolo un carro con sus respectivos caballos( Acteón, Lampade, Euricteo y Filogeo), arcos y flechas.





Hera no se mantuvo tranquila mientras los niños nacían y consiguió que Gea creara a la serpiente Pitón para que devorara a los hijos de Leto y el Cisne. Apolo creció rápidamente y se convirtió en uno de los dioses más hermosos jamás nacido. También rápidamente se instruyó en el las artes del combate, de la curación, de la música, la poesía y la adivinación. Su primera victoria fue contra la serpiente Pitón, que devastaba la campiña de Tesalia, centro espiritual de Grecia en la que se hallaba el templo que guardaba el gran oráculo. Después de este combate, Apolo fue nombrado como su principal guardián y poseedor del poder de saberlo todo y verlo todo (de allí que a las personas que conocen el futuro, a través de algunas de las mancias se les llamen pitonisas).